El consumo de frutas y de verduras de manera regular y mayoritaria de entre todos los grupos de alimentos que existen es uno de los pilares sobre los que se basa una dieta sana y equilibrada. Las frutas, en particular, nos aportan todo tipo de nutrientes esenciales y muy saludables que son imprescindibles para que nuestro cuerpo pueda desarrollar sus funciones básicas correctamente. Entre ellos, las frutas nos ofrecen todo tipo de vitaminas, fibra alimentaria vegetal, compuestos antioxidantes, minerales esenciales, azúcares naturales y una muy buena cantidad de agua.
Pero al igual que sucede en el caso de las verduras, la clave para poder aprovechar todos estos nutrientes que nos ofrecen las frutas pasa por consumirlas en su momento óptimo y de la forma más adecuada para cada tipo de fruta. Algo que no siempre es fácil, ya que como todos los alimentos, las frutas pueden echarse a perder en poco tiempo si no las conservamos adecuadamente.
Una buena alternativa para conseguirlo puede ser congelar las frutas para poder guardarlas durante largos períodos de tiempo y disfrutar de ellas según las necesitemos. Una buena manera de tener siempre disponible estos alimentos tan saludables en casa, de conservar adecuadamente todos sus nutrientes y también de ahorrar, ya que evitaremos tener que comprar ciertas frutas fuera de temporada, que como sabemos, suele resultar más caro y menos sostenible para el medioambiente. Y, cómo no, también, una magnífica forma de seguir combatiendo el desperdicio de alimentos.
Algunas de las principales frutas que sí podemos congelar serían estas:
Ahora que ya sabemos qué frutas se pueden congelar sin problema, cuáles requieren un poco más de atención y cuidado y, sobre todo, qué frutas es mejor que no congelemos, pasaremos a ver cuál es la mejor forma de congelar y descongelar cada tipo de fruta para que conserven adecuadamente todas sus propiedades y nutrientes.
En términos generales, lo mejor es que conservemos nuestras frutas congeladas a -18 °C, ya que a partir de esta temperatura los procesos biológicos de degradación de la fruta se ralentizan de forma muy efectiva. También es importante que elijamos un recipiente o un envoltorio adecuado que se adapte a las necesidades de cada tipo de fruta, protegiéndola de la oxidación que favorece el contacto con el aire, del contacto con microorganismos, de una posible contaminación cruzada entre alimentos o de la transferencia indeseada de olores. Y en este punto, es importante también calcular la cantidad adecuada para cada recipiente en función de las raciones de fruta que necesitemos tras la descongelación, para evitar una manipulación excesiva de la fruta.
Es importante también congelar nuestras frutas debidamente lavadas y limpias de toda posible suciedad que puedan traer arrastrada desde el campo, de sus zonas de cultivo o de sus procesos de distribución y venta.
Y por último, en el caso de la descongelación, de manera general lo mejor es hacerlo siempre de forma lenta y dentro del frigorífico. Nunca a temperatura ambiente, ni empleando el microondas u otras fuentes de calor.