Para ser unos buenos consumidores de café es necesario contar con una materia prima de calidad, pero hace un excelente café también depende de una buena preparación y de una excelente conservación del café.
Conservar el café con unas mínimas precauciones hace posible que las características de un buen café: aroma, sabor y cuerpo puedan conservarse.
El café es un fruto, y como cualquier fruto conforme pasa el tiempo va sufriendo transformaciones que hace que poco a poco pierda sus propiedades que posee desde que éste es recogido del cafeto hasta que es consumido.
Aquí les compartimos las claves para poder conservar el café de la forma más adecuada sin que pierda sus propiedades.
Cuatro son los enemigo fundaménteles de la conservación del café:
- Luz solar
- Humedad
- Calor
- Osigeno
El oxígeno es el enemigo número uno del café fresco.
El café tarda pocos días en perder su sabor cuando los granos se exponen al aire.
O más bien, el oxígeno del aire.
El oxígeno provoca la oxidación, el mismo fenómeno que hace que la fruta cortada se vuelva marrón o que el vino se agriete después de un tiempo.
Esto puede hacerse en un recipiente hermético, pero la mejor solución es quitar el oxígeno creando un vacío. Porque: ¡sin oxígeno simplemente no hay oxidación!
Luz solar
Algo parecido a la oxidación por el aire es la exposición a la luz ultravioleta.
Esto también provoca una reacción química en el café, lo que provoca una pérdida de sabor.
De hecho, la luz ultravioleta también acelera la oxidación por el oxígeno.
Humedad
La humedad puede hacer que los granos de café se deterioren rápidamente.
De hecho, la humedad permite que el moho prospere y que los granos puedan llegara a deteriorarse.
Este es también es un punto de controversia cuando se habla de congelar los granos de café. Las grandes diferencias de temperatura pueden hacer que se forme condensación en el interior de la bolsa o del contenedor de almacenamiento a la temperatura más constante posible.
Calor
El calor también puede tener efectos desastrosos en el sabor de los granos de café.
La causa principal es que los aceites y otros componentes de los granos se evaporan más rápidamente cuándo la temperatura aumenta.
Una vez que esos aromas se han evaporado, ¡el sabor tampoco se puede recuperar!
Por supuesto, no quieres que tu café sepa a rancio. Por ello, guarde los granos de café en un lugar fresco hasta que los utilice para prepararlo.
Conservar el café en un lugar fresco y seco.
El calor y el oxigenos son los dos peores enemigos que puede tener un grano de café, ya que la temperatura está directamente relacionada con la oxidación y la pérdida del aroma y del sabor.
Por otra parte el grano de café tostado es enormemente hidrófilo, es decir, es muy fácil que acumule humedad, lo cual también afecta a sus propiedades pudiendo hacer que se pierda un gran café.
El café, solemos guardarlo en la cocina, y aquí existen muchas fuentes de calor como son: hornos, vitrocerámicas, tostadoras, microondas, lavavajillas etc.
La cocina es un sitio que tiende a ser húmedo, cocción de las diferentes comidas, incluso el lavado del menaje del hogar provocan que exista humedad en la cocina.