La conservación de los embutidos es algo que debemos tener en cuenta si queremos disfrutar de todo el sabor y la mejor textura en los productos adquiridos. Pero para poder consumir en el mejor estado nuestros embutidos, es necesario aprender a conservarlos, sobre todo cuando se trata de piezas o paquetes de embutidos que empezamos, o que tenemos pensado almacenar para consumir dentro de un periodo de tiempo más largo.
En ocasiones, el saber conservar la comida puede marcar la diferencia a la hora del ahorro y facilidad de llevar una dieta más sana y equilibrada. Compra tus embutidos favoritos, aprende a conservarlos, y disfruta de ellos siempre que quieras, sin necesidad de tener que tirar piezas empezadas, o de tener que consumir embutido cuyo sabor se ha visto afectado por una mala conservación.
Los embutidos, dependiendo de si son curados, ahumados o en crudo, suelen llevar un proceso de elaboración más o menos largo y costoso. Encontrar el sabor perfecto en una pata de jamón, una pechuga de pavo, una barra de salami o lomo embuchado, o en unas buenas longanizas es un arte.
Y por eso, llevar a cabo una correcta práctica a la hora de conservar los embutidos, es esencial para poder seguir disfrutando de su sabor original.
Al contrario de lo que muchos pueden pensar, el embutido puede ser consumido mucho tiempo después de haber sido comprado. Solo hay que conocer las técnicas de conservación adecuadas.
Además, ser conscientes de una amplia variedad de formas de evitar que los embutidos se echen a perder aumentará enormemente las posibilidades de mantener el suministro de alimentos durante el mayor tiempo posible.
Los embutidos curados son el jamón serrano, el lomo, el salami cuando lo compras en charcutería, en barra, cuando te llevas la pata de jamón o le pides al carnicero que te parta un trozo de la misma pieza para llevar a casa. Si a la hora de prepararte una tabla de ibéricos, o de sacar unas lonchas para un bocadillo quieres tener el producto en perfectas condiciones, sigue estas indicaciones.
La clave para una perfecta conservación de los embutidos curados como las cañas de lomo, salami y similares, es colgarlos en un lugar fresco, seco y lo más oscuro posible sin que las piezas se toquen. De esta manera evitaremos que los embutidos suden y también impediremos que les dé la luz del sol.
Cuando los embutidos están sin empezar tenemos menos preocupación por su conservación, sobre todo si son curados. Pero, ¿qué hacemos si los abrimos? Calma, porque no tendrás que darte un buen atracón.
Si las piezas a colgar están empezadas, la parte del corte tiene que quedar mirando al suelo y estar bien tapada para que no entre en contacto con el aire. Un truco que funciona es untar la zona del corte con un poco de aceite de oliva para que no se ponga rancio y taparla con un poco de papel de film trasparente.
En el caso de que hayas decidido comprar una pata de jamón, lo mejor para conservarla es tapar las partes abiertas con los propios trozos de grasa que has quitado para empezar a cortar. Las piezas de jamón o cecina deben estar lo más aireadas posible, bastaría con que las colguemos o coloquemos en un jamonero o en un cecinero.
Además de esto hay que tener en cuenta unas cuantas pautas: