No hay nada más rico en un día caluroso que un postre frío y dulce. En realidad, no tiene que estar soleado para darnos ese gusto, así esté lloviendo, un buen pastel o un helado siguen sabiendo muy bien.
En una olla a fuego medio, mezcla la leche y las yemas. Revuelve constantemente hasta que la mezcla espese (8-10 minutos) .
Una vez alcanzado el espesor remueve del fuego y cuela la mezcla con una coladera fina.
Coloca el chocolate y la vainilla en un tazón. Vierte la mezcla de leche sobre éstos y deja que el chocolate se derrita.
Mezcla bien y sirve en recipientes de vidrio. Congela durante dos horas y sirve frío con crema batida encima, ¡seguro te encantará!
Pasa por un colador el jugo de limón, a modo de que este quede limpio, sin semillas.
En la licuadora, procesa el jugo de limón junto con las tres leches, hasta que quede una mezcla tersa y suave.
En un molde o refractario, vacía un poco de la mezcla, creando una capa en el fondo del molde.
A continuación, coloca una capa de galletas marías. Las galletas, van enteras, no molidas.
Procura cubrir las orillas con trozos de galleta, para que todo el molde agarre forma.
Repite el mismo proceso 3 o 4 veces, o hasta que tu molde esté lleno. La última capa debe ser de mezcla, no de galletas.
Por último, cubre el molde con papel aluminio y mételo al refrigerador. Esperas 3 o 4 horas ¡y estará listo para disfrutarse!
Pre-calienta el horno a 180°C por 10 minutos.
En un tazón mediano mezcla el peanut butter, el azúcar, el polvo de hornear y el huevo. Agrega las nueces y las chispas.
Con una cuchara forma 24 bolitas de masa y colócalas en 2 charolas o en papel para hornear.
Con ayuda de un tenedor puedes hacerle un patrón en cada galleta.
Hornea durante 15 minutos y gira la hoja o la charola, hasta que las galletas estén doradas.
Deja enfriar y ¡disfruta!